André Viard 22/07/18
Una oreja para Pepe Moral, que dio los mejores naturales de la tarde en el quinto. Pero quien estuvo a punto de triunfar con fuerza fue Juan Leal, que perdió dos posibles trofeos ganados a pulso gracias a su entrega cabal en la última de Mont de Marsan. En las cercanías se movió como pez en el agua el francés. Se la jugó sin fisuras y sin trampa ni cartón con su lote, hasta el punto de ser feamente cogido por el tercero.
Juan Leal desengañó con habilidad al tercero, que salió muy abanto y que consiguió fijar en el mismo centro. Imponiendo la fuerza de sus 600 kilos, el de Dolores derribó en el primer encuentro antes de cumplir en los dos siguientes, dejando claro que iban a tener que convencerlo de humillar y de seguirla por abajo. Leal brindó desde el centro y ahí lo recibió con una tanda de derechazos de rodillas donde se vio que el toro no iba a durar.
Dos tandas por ese pitón le pudo dar, con temple y firmeza, antes de que el de Dolores, acusando el primer tercio, se parara en seco. Lo cogió feamente cuando probó por el izquierdo. A la diferencia de sus compañeros, que quizás pecaron algo de confirmismo frente a mejor material, Leal, que pelea como ellos para salir de las catacumbas del escalafón, se puso entonces en el terreno de cercanías, erguido como un poste, y consiguió enroscarse la mole un par de veces, en plan Dámaso o Ojeda, lo que el público le agradeció mucho. De haber matado mejor hubiera cortado la oreja, pero pinchó a un toro absolutamente parado, y saludó la ovación.
El sexto, con perfíl de vaca vieja y menos remate, fue protestado de salida por “afeitado”. Cumplió sin más en el caballo y la protesta creció cuando se cambió el tercio y no el toro como pedía el Sol. Malos augurios para levantar los ánimos después. Muy probón en banderillas el de Dolores, cortó lo suyo pero tuvo movilidad.
Otra vez Leal empezó su faena en el centro, con péndulos apretados y series de derechazos templados que tuvieron el doble mérito de acallar las protestas al toro y de tirar de él. Pero el animal no duró. Leal se puso entonces en el terreno de cercanías donde parece muy a gusto, levantó el ambiente hasta que el toro se paró del todo. Otra vez se vislumbraba un premio posible, pero la espada cayó baja. Palmas y pitos al toro.
Fotos: Andrés Viard.